Si sabes apreciar sus curvas y el encanto de su ropa interior, eres un pervertido. Si no te das cuenta de ello, eres un maricón.
Si pones a una mujer en un pedestal y la proteges de todos los males, eres un cerdo machista.
Si lloras, eres un cabrón. Y si no lo haces eres un imbécil insensible.
Si te apetece hacerlo demasiado a menudo, eres un pervertido. Si no le das, seguro que hay otra.
Si te gustan las mujeres que se cuidan y se arreglan, eres un sexista. Si no te importan esos detalles, eres poco romántico.
Si trabajas demasiado, no tienes tiempo para ella. Y si trabajas poco, eres un vago y un inútil.
Si un hombre pega a una mujer, es violencia doméstica. Si una mujer pega a un hombre, es defensa propia.
Si estás orgulloso de tus éxitos, eres un creído. Si no lo estás, eres un conformista.