sábado, 22 de septiembre de 2007

Lección divina


Un famoso mariconazo, que tantas veces había dado y tantas otras recibido, un buen día muere y llega en presencia de San Pedro. El Santo le dice paternal: "Querido hijo, para entrar al paraíso deberás respoder a mi pregunta, para la cual seguramente no estás todavía preparado; en tanto, toma ésta pastilla. Y le dá un comprimido blanco del tamaño de un botoncito, "vuelve a la tierra y tómala con un poco de agua, luego vuelve a mí". El mariconazo, estupefacto lleva a cabo la órden y, después de algunos minutos, comienza a sentir un gran malestar de panza; corre al baño, donde se libera en una terrible y maloliente diarrea por 10 minutos seguidos. Terminada la cagada, se reencuentra, blanco y demacrado de frente a San Pedro, que lo mira con ojo clínico, y le dice: "aún no te encuentro listo", y le dá una pastilla del tamaño de un maní y le pide hacer lo mismo de la vez anterior.Ésta vez el efecto de la pastilla es mortal, el mariconazo caga diarrea ininterrumpidamente por 3 horas, y luego, extenuado, se encuentra delante del Santo. Después de un atento examen, le dice "todavía no estás listo" y le da otra pastilla, ahora de la dimensión de una nuez. El efecto es terrible, espantoso, bestial... una megacagada de 12 horas con fisura de ano y hemorroides múltiples. El maricon, ya convertido en una larva humana, vuelve delante del Santo hombre, que lo mira y aprueba con la cabeza: "si, si, ahora seguramente estás listo para mi pregunta: "¿habéis entendido ya para qué sirve el culo?"

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